lunes, 29 de mayo de 2017

¿Alergia o intolerancia?

La alergia o hipersensibilidad alimentaria es una reacción adversa mediada por el sistema inmunológico a un alimento, habitualmente una proteína del alimento o hapteno (pequeña molécula capaz de provocar una respuesta inmunitaria solo cuando está unida a una proteína transportadora más grande). 

La causa de los síntomas es la respuesta idiosincrásica de la persona al alimento, no el alimento sí mismo. Por ejemplo, una persona alérgica a los cacahuates puede desarrollar una anafilaxia potencialmente mortal tras consumir una cantidad muy pequeña de cacahuates, mientras que muchas otras personas no tienen reacciones adversas por comer cacahuates. Además, con el mismo alimento, los síntomas de la alergia de un individuo pueden ser muy diferentes a de los de otra persona.

La intolerancia alimentaria es una reacción adversa a un alimento en la que no participa el sistema inmunitario, y tiene lugar por el modo en que el organismo procesa el alimento o sus componentes. Puede estar causada por una reacción tóxica, farmacológica, metabólica, digestiva, psicológica o idiopática a un alimento o a las sustancias químicas que contiene. Por ejemplo, un individuo puede no tolerar la leche por su incapacidad de digerir la lactosa, no por una alergia a las proteínas lácteas.

La sensibilidad a los alimentos hace referencia a una reacción adversa al alimento o a un componente del alimento cuando no está claro si la reacción se debe a una alergia o a una intolerancia alimentaria. Este término que sirve a modo de comodín, se ha utilizado como sinónimo de alergia alimentaria y de intolerancia alimentaria, pero no indica la causa de los síntomas. Una hipótesis de creciente implantación, que se asocia al concepto de trastornos asociados a la sensibilidad, propone que un individuo expuesto a cierto tipo de tóxicos o daños puede hacerse sensible a alimentos, a sustancias inhalantes o químicas.

La respuesta individual de una persona a un alimento o componente del alimento, y su interpretación final por parte del organismo como <<amigo>> o <<enemigo>>, está condicionada por múltiples factores, como la genética, la integridad de la barrera intestinal, la microflora intestinal, el estrés, las influencias ambientales y fisiológicas, y factores psicológicos.